martes, 17 de marzo de 2009

Luchando, después de un año sin justicia para Lucas y María

(mural hecho por chelo candia y silvana montani)

- ¡Hola!
- Che nos atropellaron a la Morocha.
- ¿Qué? Pero… ¿como esta?
- No, no. Nos mataron a María.
- Nooo… ¿y Lucas? ¿Donde esta?
- Iban juntos cruzando la calle también esta muerto.

Un año paso de aquella puta mañana. Un año y nosotros acá.
Quizás lo que espera el morbo es que contemos nuestro dolor. Mirarle los ojos, tomarle el pulso. Si es posible robárnoslo para hacerle radiografías ecografías, sacarle sangre…

Pero, no. No será así.

Eso es sólo un instante que nada puede hacer contra los años que vivieron los chicos.

A los dos días de aquel 16 de marzo, después de llorar sin que se mitigue en nada nuestro dolor, comprendimos con la ayuda de María y Lucas que lo mejor que podíamos hacer era recordarlos. Y aparecieron los recuerdos de los pibes y se adueñaron de nuestro dolor y le dieron la forma que ellos querían.

Ese día, no abrió un abismo en nuestras realidades, sino un infinito que no puede ser sino bello. La ausencia es tremenda, trágica, ningún adjetivo alcanza para decirlo. Pero ellos no están ausentes, desde lo que fueron se nos vienen todo el tiempo a acompañarnos, a no dejarnos jamás sólos, y sobre todo a divertirnos. Sus chistes, sus bromas, están dando vuelta alrededor nuestro.

Cuando alguien nos nombra a Lucas y a María, la cara se nos llena de alegría, y nos desesperamos por contarle mil anécdotas divertidas, o contarle los libros que leían, la música que escuchaban, los papeles que pegaban en sus casas. Desde allá atrás, un año atrás, ellos están con nosotros cada día. Está cantando la Morocha canciones de Liliana Felipe, el Lucas diciendo, respetando el tono de voz por supuesto, capítulos enteros de los Simpson. Hay chistes que lo hacemos para ellos. Imaginando su risa, sus carcajadas…

Un año con ellos. Como el día que Graciela nos invitó a la misa que se hizo en honor a los chicos. Jamás pudimos concentrarnos en ese lugar absolutamente ajeno a nosotros, pensando como se estarían cagando de risa los pibes desde donde estén. Están con nosotros en el parquet, en las aulas. Están siempre están.

También están para decirnos que hay que seguir luchando. Para indicarnos cuáles son los problemas. No nos permiten bajar los brazos. Nos invitan obligándonos a pensar y actuar. Porque ellos lo comprendieron siempre.

Por eso marchamos, por eso reclamamos. No lo hacemos por venganza, ni por sacar a pasear nuestro dolor por las calles. Lo hacemos porque sabemos, porque ellos lo sabían, que si no se hace algo va a haber mil accidentes más como el de los chicos. Y mil dolores más. Y mil marchas más. Y mil monolitos más.

No los vamos a perdonar, ni estos ni ningún otro muerto por este motivo. Porque el 6 de marzo atropellaron a una chica, que quiso el destino que algunos de nosotros la conociéramos, en el mismo lugar donde asesinaron a María y a Lucas. ¿No nos escucharon durante un año reclamando y denunciando que iba a volver a pasar?

Lo decimos devuelta, ahora: Sino se hace algo va a volver a pasar. Se tiene que hacer y ya.

María y Lucas, son más que un estereotipo de víctimas del tránsito. Se los puedo asegurar. Son nosotros. Nosotros marchando. Nosotros sonriendo. Nosotros recordando. Nosotros no olvidando y no perdonando.

María y Lucas estarán siempre en nuestras manos, en nuestros gestos, en nuestro pulso…

Amigos de Lucas y María

16 de marzo 2009, Bahía Blanca

lunes, 9 de marzo de 2009

poes leidas el viernes por la tarde




*****
sentado en el portón
persigue mis pasos el perro viejo
él era fuerte
nada volaba en su vereda
no ahorraba ladridos en esas cosas
desplumaba a cada gallina que podía
bípedos implumes
quedaban

entre melena rastosa y ojos lagañosos
le dice a mis kilos
que en mis estúpidas distracciones
ellos
los ruidosos pájaros
nunca descansan
que están techando los silencios

*****
el ruido monótono
de la conversación entre metales
borra el recuerdo del cuerpo
todo es trasladado en el viaje
mudanza de memoria de pensamientos
los ojos...
los ojos se resisten
saben de la imposibilidad
los ojos miran su cielo que los devuelve

el reflejo en el vidrio
es como aquellos espejos de colores
debajo
tachando el horizonte
cables y alambrados escupen razones


*****
los yuyos espinosos
rodando en sus campos
se vienen vizcachas
mirando las casas de adobe

los yuyos ruinosos
ruedan por el telúrico vientre
viniendo suicidas
a rozar las ciudades

*****
el final
desmoronamiento de tiempo
por la fisura de la mascara

el final
merecido chisme civilizado

espantoso prolijo
eructo de vergüenza


*****
los blancos ojos de la ciudad
lloran
desesperados
porque el malón
no viene a robarle a sus hijas


*****
qué se puede hacer
con lo inaprensible
sino colgarlo del cogote
en las paredes

ahí están esas piedraspuntadeflecha
que sí
supieron defender naciones


*****
un vientre
vientres dando vueltas
los pájaros gritan
conquistan los dientes los días

algo se detiene
cabalga silencios
con danzas traspiradas a la luna
polvorientas
derraman bocas
cabezas
manos