martes, 15 de septiembre de 2009

patria barrosa y tiempos secretos

por álvaro l. urrutia

No es la poesía un arte atada al éxito o fracaso que tenga entre sus contemporáneos. La reflexión y la mirada que el hombre tiene sobre su realidad, el modo en que la refleja, jamás sigue un movimiento lineal y homogéneo, sino cíclico y heterogéneo, motivado por cuestiones no siempre predecibles. Así es que existen grandes silencios como también grandes ruidos en la escena poética. Cada tiempo, necesitado de validaciones vagas o apenas aparentes, elige sus voces tanto como sus silencios. La buena poesía está obligada a trascender estas arbitrariedades. Debe atravesar la escena, dejar huellas, surcos, cicatrices… contaminarla.
La basta obra poética de Osvaldo Costiglia (nacido en 1940) viene desarrollándose con paciente continuidad desde los comienzos de los agitados setenta en la ciudad de Bahía Blanca, donde los sectores reaccionarios ganaron tanto la guerra (con las dictaduras militares) como la paz (de la mano de La Nueva Provincia), con un intervalo de diez años en Madrid (desde 1985 a 1995).
En los primeros años su poesía fue casi un secreto, casi invisible ante la emergencia de la militancia política; ahora llega a nosotros de manos del mismo Osvaldo, entre reflexiones de intelectual infatigable sobre la realidad.
Su obra, aunque relegada a un lugar casi marginal, lejos está de quedar enredada en un ensimismamiento poético corrosivo. Ella no es un bostezo entre los constantes trabajos del ingeniero químico, del intelectual, del militante, del traductor… Costiglia, en su poesía, vuelve y revuelve su propia experiencia pasada y presente; entregándonos, con tono que jamás llega a melancólico, su mirada de la realidad con mil vetas por donde se abre camino la comprensión de un contexto nunca fácil. Se decide por la profundización con el riesgo ineludible de abismarse siempre en las entrañas del lenguaje. La experiencia y el compromiso con su tiempo lo obligan a esta llevar a cabo tamaña empresa.
La poesía de Osvaldo Costiglia (con apenas un solo libro editado – Umbral del Resplandor, 2001), siempre en diálogo con compañeros, artistas e intelectuales, desde los años de intensa militancia, pasando por el teatro El Aguante (a cargo de Coco Martínez) y la Biblioteca Carlos Astrada (de Guillermo David), espera paciente, asechando la escena poética, los futuros lectores.


(publicado, junto con una selección de 19 poesías del poemario inédito de CostigliaTiempos Secretos, en el suplemento cultural Confines de la revista El extremo sur de la patagonia.)