lunes, 17 de marzo de 2014

Lectura en Festival Azahares



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ella   caminaba
pateando mis ojos por la calle

no atinaba   yo   a decir
                          nada
que su furia recomenzaba
un ciclo eterno
pedaleando
                 las culpas de siglos

ella caminaba pateando
         mis ojos
… hasta que en una distracción
se le perdió el izquierdo
pude   así   sin heroicidad
           esconder el derecho
entre las ortigas
del cantero que mis perros siempre mean

pataleó  en los vientos en la distancia
aun retumban
en este  negro cielo
los ecos de su espantosa furia


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                             a Rosana Garibaldi
que no dormía    me dijo
imagino
           enlagunado   
sus verdes ojos     hamacando las noches

no dormía
             la electricidad
corría     una vez más por sus sueños

no dormía    me temblaba la mandíbula
                                                        así       decía

y un día    amaneciendo al fin   escucho
palabras
sobre sus días en el cuerpo maternos

no dormía       por que la electricidad     
                                                                  siempre
no dormía        ahora  le dice al infinito

los ojos verdes    se le enlagunan
saben de la sal
del agua
                   inundada de piedras
con insectos en su interior
que no aparecen

no dormí      lamenta

arroja sus dientes sonriendo al roció
los ojos
             verdes
                         enlagunados ahora lo comprenden

ahora duermo       me dice
y sonríe       entre montañas y ríos


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y ya no miramos   su cabeza
estábamos
edificando en su torso
alumbrándonos
                         con el río enfurecido
cuando     hasta su boca
cayo la sangre

ni la respiración  hablo
todo se hizo burbujas
y rojo contra las paredes


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descansar  en la comida
dejarse envolver
por los últimos soles de los vegetales
                          sobre el paisaje
regenerarse  en la sangre
con el recuerdo
de las carnes     placidas
                                            pastando
                 a pesar
del baile de los yuyos


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la lengua que  nos libere
no será la abigarrada de razones
tendrá
             que escurrírsele a la retorica
crecer desde los colores
crear
           sonidos
texturas en sus silencios


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las nubes placidas
dejan estelas en su andar
encima del horizonte
hablan de huesos
que no fueron llorados
que a la noche son luz    
cosas de mandinga o gualicho

acá   tierra adentro
hablan
              pero llegan a la costa
gritando enfurecidas
de tantas voces hechas fantasmas


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del alambre     desenredar
los labios   las lenguas
imaginar
                el trazo
                               el viento
rompiendo sus bordes

desenredar    las ramas
                                      de los alambres
hacer hablar  a  los pasos salados
entrándose en al monte


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llena la luna
busca acostar a los eucaliptos
el viento echa sombras
frígidas a los claros

los loros hipnotizan
                     nuestras razones
abandonan sus cantos
enredados a los silencios

que aun es temprano      parecen rezar


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no resolvió
la estrella huyendo
por el firmamento

gritos despiertos sobre dos
agotaron la sal en la piel

no resolvió
la corriente ablandando
                                           piedras
doliendo la dureza
de los sanos huesos


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las nubes que hoy no pueblan
                  este silencio de loros
conocen
el vértigo de la huella
de pasos entre    espinas
vanidosas    bajo los vientos


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abusar  de la palabra
decir
            arena
mojar los labios
decir           
        viento


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descreer  de este punto
al que llegamos
solo para escapar en otra dirección

hay que destruir  
con ciegas patadas     el esquema
para volviendo
               al agua huyendo en su cause
derretidos en sangre y sudor
poder preguntar   por el ánimo paisano
por el latir de estos pastizales dispuestos al fuego


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descascarar la tierra
para abrazar lo secreto
mientras huye en la huella

enredar un gesto entre piquillines
                                                     en flor
y endulzando
los colores de los frutos
rememorar la sangre sobre el territorio


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arrojamos   desde el suelo
los pasos
al espantoso    orden
de los montes de chañares
      de impaciente pulso
esperando
que los cuerpos fermentados
revivan la necesidad de ojos   abrazos
          sobre las tristes desapariciones


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desarmar la noche
ablandar la luna
de los últimos ahorcados
desarmar la noche
que queden insectos
que queden
                     insectos
durmiendo el paisaje


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bajo los chañares
en flor
arrojarse el cuerpo
                 sangrando
a conquistar
gusanos y calores


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liberar la distancia
desenrollando     las ultimas lenguas
               de los olvidados dientes

liberar la distancia
         buscar el sudor de estos áridos vegetales
antes    que pesadas   las nubes
se arrojen mansasensuales
                    sobre el enjambre de espinas


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qué lengua
será la que puebla los paisajes

los gestos
de los que supieron la voz
rascando   su tono
espesan los vientos
las materias
resiembran los cielos


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ablandar el color
en la transparencia de la
                          terrosa tormenta
 
con  los secos genitales
labrar las piedras
de la reconquista
que existen     desde hace miles de lunas
hormigueros
                         caminando
estas distancias

 Bahía Blanca, Casa Escopica 15 de Marzo 2014