viernes, 7 de octubre de 2011

Diálogo intercultural en la obra de J.C. Bustriazo Ortiz



por álvaro urrutia



Yo les pregunto y a las gentes duchas

Qué es esta música que se me bifurca?
Valse, ranchera, polca, si es mazurca,
Minué del ángel, chotis de la bruja?
Esta feliz sonorería oriunda
Del corazón, de la pasión nocturna,
La rara avis que me canta y turba,
Me amasa nuevo, que me descorrunta?
Yo no lo sé. Son hartas las preguntas.
Quid de la sien, la lengua. Me disculpan? (2)
Vigésima Séptima Palabra, Bustriazo Ortiz.


Pensar las pampas nos obliga a trascender el mero territorio, a indagar sobre quiénes lo transitaron y quiénes lo habitan. Comprender la dinámica de un espacio geográfico es recuperar y escuchar sus voces, es decir, iniciar un proceso deliberadamente no objetivo. No nos servirán para este fin sino de forma secundaria los datos fríos, cuantitativos. Es necesario invertir la lógica del conquistador-invasor con la que se avanzó violentamente sobre estas tierras a pesar de quienes las habitaban, que veían así a las mujeres y los hombres que andan las pampas como la contracara del Estado-Nación (3). La tarea es asumir a lo otro, a lo negado como parte esencial, por lo tanto insalteable, de nuestra realidad.

Rodolfo Kusch en América Profunda distingue entre la pequeña historia y la gran historia. La primera está ligada al Ser alguien paradigmático de la cultura eurocéntrica encarnado en el ideal del progreso; y la segunda al Estar, propio de los pueblos originarios de América (4). A esta última la caracteriza como parte del “ciclo del pan”, y a la primera como sujeta al mero “ciclo del mercader” impuesto e inesencial para la vida. Nuestra intención, como dijimos, es comprender las voces que no están reproducidas en la pequeña historia, por eso emprendemos el camino sinuoso de la gran historia. El otro del sistema, el excluido de todo relato, de toda historia, de la conciencia es el sujeto irreducible de este trabajo. Vencidos cuya real presencia no aparece en la “pequeña historia”. No hay alquimia para escuchar estas voces. Es necesario reconstruir, en la medida de lo posible, el andar de los vencidos de nuestras pampas. Es decir, cómo se fueron reformando, metamorfoseando y reciclando identitariamente para resistir desde el lugar físico y cultural al que fueron confinados.

Las clases metropolitanas dominantes, de la mano del imperio de turno, necesitaron a lo largo de los siglos crear un mecanismo que les permita motorizar sus fines, teniendo como sacras razones o escudos la providencia al principio y el progreso después. Así pensaron el “nuevo mundo” en que les tocó estar en binomios excluyentes: el salvaje (inhumano y natural) en oposición al hombre blanco, el habitante rural y el paisaje a la metrópolis. Esta dualidad fue consolidada con gran genio, para el tiempo que le siguió, por Sarmiento con su “civilización o barbarie” (5). Sobre estos cimentos ficcionales y negadores se edificó un relato homogéneo basado en principios ahora inconfesables.

El lado del binomio más desfavorecido, castigado y despreciado, el que no aparece en la historia oficial sino como sometido irredento, es por supuesto el de los vencidos. Son principalmente los pueblos originarios, sin duda los primeros desaparecidos de nuestra historia como lo explicita David Viñas, los gauchos de las campañas, los luchadores anarquistas de las primeras décadas del siglo XX, los trabajadores rurales confinados en las distancias del territorio casi despoblado, los que buscan recuperar o conservar sus tierras, o los desplazados a los bordes de las ciudades. De ellos sólo se cuentan gestos irracionales que deben ser normalizados a cualquier precio por el bien de la civilización. Sobre ellos cae y cayó la represión no sólo física sino también cultural por parte de las clases dominantes, casi siempre al mando del Estado. No sólo se los confinó en el territorio a las grandes distancias rurales o a los márgenes de las ciudades sino que sus lenguas son negadas, y su historia es apócrifa (6) o mera suma de anécdotas. Escuchar las voces de las pampas es exceder las fronteras del relato impuesto hacia lo oscuro, es conversar con los sujetos reales de este territorio. Pero no alcanza con esto, también hay que escuchar lo que dicen las vetas que se abren en la lengua. La gran historia no tolera una lengua homogenizadora y, en cambio, la fractura desnudando sus límites. La voz de la pampa, es decir la de los vencidos que transitan y transitaron estas distancias, está destinada a sobrar a la lengua traída por el conquistador-invasor.

La obra poética de Juan Carlos Bustriazo (7), llamada por él Canto Quetral (8), nos servirá para develar qué esconde la pequeña historia. Qué nos dicen los relatos que puede escuchar y hacer voz el poeta. De su vasta poética, de más de 70 libros, retomaremos dos aspectos cronológicamente sucesivos, que muestran la profundización en la comprensión de la vida en las pampas, precisamente en la Provincia de La Pampa. En primer lugar la empatía de su poesía con la cotidianidad de los vencidos, y en segundo lugar su andar tras la huella de una voz, cargada de historias, que excede las fronteras de nuestras lenguas.

En una primera etapa, más cercana al cancionero popular, el poeta se interesa por los desposeídos de La Pampa, dándole el lugar de protagonistas en sus escritos. No lo hace desde el andar de una lucha política sino desde la empatía con mujeres y hombres particulares, habitantes de un territorio en que la clase dominante del Estado no vio más que un desierto a repoblar. Los personajes de los que en esta etapa se ocupa Bustriazo Ortiz son jornaleros, hachadores, peones rurales, pobladores en su confinada cotidianidad en tierras adentro (9). Personas que Bustriazo conoce caminando la pampa honda en campamentos, fogones, peñas y bares. Sus apellidos, cuando no mapuches, son Benavidez, Calderón, Cabral, Correa, Navarro, Ortiz entre otros, sin duda cicatrices del doloroso e infame genocidio argentino-chileno que los dejó dueños de nada y les impuso un nombre no “indio”, no paisano (10). Condición necesaria para ser considerados sin más dificultades por ambos Estados. Sus identidades fueron veladas. Nuestro poeta nos representa sus vidas en una cotidianidad dentro del paisaje pampeano que los devuelve a su real historia, la que se pretende negar. Los recontextualiza como pueblo encarnado en un territorio, explicitándolos herederos de Pincen, Calfucurá, Catriel, Yanquetruz entre otros, y los hermana con piedras, ríos, salitrales y vegetación. Así sus nombres directa o indirectamente impuestos se convierten en lo que realmente son: mero ornamento, huella del genocidio y su continuidad socio-cultural, que poco dice del proceso identitario de estos habitantes de las pampas.

Mostrando a estas mujeres y hombres en su cotidianeidad rural los sumerge en una tradición de la que nunca se apartaron, que poco o nada tiene que ver con la instaurada por el Estado-Nación argentino, y sí con un modo de estar en el territorio. Modo que es incluyente y asimilado rápidamente por el inmigrante continental al igual que por el europeo, ya que implica la praxis básica para sobrevivir en nuestras distancias. Las necesidades primarias comer, sobrevivir y reproducirse, que Kusch caracteriza como Ciclo del Pan, no dejan de ser una lucha cotidiana en el día a día de estas tierras, la otra cara del Estado capitalista.

La segunda etapa sin duda es la que nos parece más importante. No abandona la temática de los poemarios anteriores sino que redobla la apuesta. Advierte que no alcanza con la mera empatía del poeta, hay que dar otro paso aunque se vaya más allá de nuestra lengua. Esta no deja de ser un fruto de la hegemonía del conquistador-invasor, y nombra en cuanto dominante. Es necesario para salir del rígido esquema de la pequeña historia trascender la lengua, obligarla a decir lo que no puede, hasta forjar las grietas por las que invada lo negado. De esta forma Bustriazo Ortiz profundiza muchos de los aspectos presentes en la etapa anterior. El uso de neologismos y la toponimia pampeana repueblan sus poemas. Estos recursos no parten de un capricho arbitrario del poeta sino que tienen su origen en la lengua popular de la que él es parte y deudor. Sus neologismos están impregnados de la voz de los vencidos, que necesariamente rebalsa el lenguaje.

Bustriazo no se reconcilia. Se para, hace pata ancha, sobre la grieta. No tiene otra opción que la lengua española la usa, la modifica, la fractura. La inunda con una sonoridad que resuena desde todos los tiempos, con todo el paisaje; que hace rebalsar cada palabra hacia el neologismo. Y la hace dialogar con las voces negadas, con las huellas de los antiguos de la pampa honda y con las lenguas que quisieron exterminar.

Los mitos, historias, anécdotas de las pampas se transfiguran en sus versos en universo simbólico que reúne eslabones perdidos u olvidados. De esta forma quedan unidos en un mismo relato la memoria de los primeros habitantes de estos lares durmiendo en una cueva, el cazador tallando una de las escasas piedras para convertirla en flecha, las resistencias indias del siglo XIX, un paisaje pampeano regado de sangre, un pueblo metamorfoseándose esperando agazapado en boliches y peñas. Este trabajo lo hace retorciendo la gramática, imponiendo por sobre ella una sonoridad que retoma la memoria colectiva fruto de un genuino diálogo intercultural, al servicio de la subjetividad creadora de nuestro poeta. A modo de ejemplo, la poesía 8 del poemario Unca Bermeja refleja alguno de los aspectos más importantes que hemos nombrado:

“8
oh mi dormida entre mis brazos
cuántos siglos que no teníate
desde los abrigos hollinosos
entre los valles primigenios
desde las cuevas de piel verde
desde los aleros silbadores
desde las cópulas del guanaco
desde las cruces laberintonas
y eran lo creado las pinturas
y entre nosotros cuántos desmayos
una vez fuiste una fogata
fuísteme un sol como en desvarío
y yo pintábate en el vientre
una guarda con miel de abejas
lleguéme herido de una caza
y hierba fuiste forma del unto
entre los cueros de la noche
con el color de la piedra madre
oh mi dormida entre mis brazos
y yo velaba en los pedernales!
(Bustriazo Ortiz, 2006, pag. 14)

Los pronombres enclíticos, los neologismos y un orden que sólo hace pie en la sonoridad son el material con el que Bustriazo Ortiz construye un decir por encima de la lengua. Un decir que quiere ser eco de las voces de los vencidos de las pampas. Los encuentra en un deleite amoroso, tan intenso que sustantiva una expresión admirativa (oh), más allá de los siglos, con la reminiscencia de abrigos hollinosos, cuevas de piel verde, aleros silbadores y de la herida de una caza; y acaba lamentándose y yo velaba en los pedernales. Voces que en diálogo sincrónicos e interculturales buscan un decir poético que, aunque subjetivamente creativo, sea fiel a la gran historia de las pampas; es decir, a la memoria de los vencidos de esta tierra.

En Canto Quetral de Juan Carlos Bustriazo Ortiz queda explicitado alguno de los procesos identitarios de esta porción del sur de nuestra América profunda. Es necesario comprenderla como un proceso dialogal entre culturas que jamás se resolverá ni detendrá. Solo nos queda crear mecanismos para correr los velos, y en caso de ser necesario destruirlos, para que pueda aparecer lo negado en su real eficacia social, cultural y política.


Notas:
2 Poema de Juan Carlos Bustriazo Ortiz de su libro Libro del Ghenpín (1977), incluido en la antología Herejía bermeja.
3 David Viñas, en Indios, ejércitos y frontera, denuncia su ideología: “Ellos son “los diferentes” y “los imposibles de asimilar”, los que oponen su opacidad esencial a la fluidez indispensable para que el espacio nacional resulte moderno y eficiente. En verdad, los principales componentes que perturban, impiden y postergan que la Argentina se convierta definitivamente en un país capitalista.”
4 Rodolfo Kusch. América Profunda.
5 Domingo F. Sarmiento. Facundo.
6 Ya en Radiografía de la pampa Martínez Estrada sentenciaba: “Si la vida del indio es clandestina, la historia de Suramérica es apócrifa.”
7 Juan Carlos Bustriazo Ortiz (1929-2010).
8 Quetral: fuego (en mapudungun)
9 Juan Carlos Bustriazo Ortiz. Canciones del Campamento (1960), Últimas zambas del Piedra Juan (1969 /1964), Zambas del Piedra Juan (1954 /1959), Aires de cobre y sal (1954 /1963), Huellas de la pampa honda (1957) y Los poemas Puelches (1954 /1959). Obras Completas, Tomo I.
10 Dice Daniel Villar, en el prologo al libro Largas Noches en la Pampa de Claudia Salomón Tarquini: “Arrojados de su mundo a los arrabales de un mundo ajeno, los Indios desaparecieron, paradójicamente convertidos en argentinos censales mientras un novedoso ejercicio del poder los confinaba a la cotidiana condición de extranjeros: “ni vivos ni muertos”, cerca y lejos, diseminados, buscándose la vida sin darse tregua por los campos llenos de mercachifles y logreros”



Bibliografía:
- Benjamin, Walter, 2011. Tesis sobre la filosofía de la historia. La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica y otros escritos. Ed. Gogot. Buenos Aires.
- Bustriazo Ortiz, Juan Carlos, 2008. Canto Quetral/ Tomo I. Ediciones
Amerindia. Santa Rosa- La Pampa.
- Bustriazo Ortiz, Juan Carlos, 2006 (1973). Unca Bermeja y otros poemas. Ed. Intemperie. Santiago –Chile.
- Bustriazo Ortiz, Juan Carlos, 2007. Hereje Bebedor de la noche. Cd-audio.
- Bustriazo Ortiz, Juan Carlos, 2007 (1969). Elegía de la piedra que canta. Ed. El Suri Porfiado.
- Bustriazo Ortiz, Juan Carlos, 2008. Herejía bermeja. Ed. Ediciones en Danza. Buenos Aires.
- David, Guillermo, 2008. El indio deseado. Del dios pampa al santito gay. Ed. Las Cuarenta. Buenos Aires.
- Etchenique, Jorge, 2011 (2000). Pampa Libre. Anarquistas en la pampa argentina. Ed. Voces. La Pampa.
- Hernández, Graciela Beatriz, 2006. Cruces. Entre la religiosidad popular y la historia oral. Ed. Barricada. Punta Alta- Buenos Aires.
- Kusch, Rodolfo, 2000 (1962). América Profunda. Obras completas. Tomo II. Ed: Editorial Fundación Ross. Rosario- Provincia de Santa Fe.
- Kusch, Rodolfo, 2000 (1956). Anotaciones para una estética de lo americano. Obras completas. Tomo IV. Ed: Editorial Fundación Ross. Rosario- Provincia de Santa Fe.
- Kusch, Rodolfo, 2008 (1954). La neurastenia literaria. La negación en el pensamiento popular. Ed. Las Cuarenta. Buenos Aires.
- Martínez Estrada, Ezequiel, 2001 (1942). Radiografía de la pampa. Ed. Losada. Buenos Aires.
- Salomón Tarquini, Claudia, 2010. Largas noches en La Pampa. Itinerario y resistencia de la población indígena (1878-1976). Ed. Prometeo Libros. Buenos
- Sarmiento, Domingo F., 1999 (1845). Facundo. Ed. Emecé. Buenos Aires.
- Yunque, Álvaro, 2008 (1960). Calfucurá. La conquista de las pampas. Ed. Biblioteca Nacional. Buenos Aires.
- Viñas, David, 2003 (1982). Indios, ejércitos y frontera. Ed: Santiago Arcos Editor. Buenos Aires.
- Viñas, David,1997. Grotesco, inmigración y fracaso: Armando Discepolo. Ed. Corregidor. Buenos Aires.
- Spíndola, Jorge, 2008. Pueblo Mapuche y fronteras culturales. Suplemento Confines nro20. Revista: El extremo sur. Comodoro Rivadavia.
- Ajens, Andrés. Del Exterminio. Inédito, se puede consultar.


martes, 8 de marzo de 2011