viernes, 11 de enero de 2008

en el cole para la quiaca

El altiplano comienza a mostrarnos su rigor. Deben ser algo así entre las tres y tres y media de la mañana, recién acabamos de pasar Humahuaca. A pesar de una noche oscura el paisaje es imponente. Por la ventanilla se distinguen las imágenes sombrías de las montañas y cada tanto se dejan ver los cactus inmensos.
Ya todo comienza a ser paisaje. Hasta las casas chatas parecen piedras parecen piedras en una primera mirada; en una segunda mirada comprendemos que están hechas con el permiso de los demonios de estos paisajes. La sensación es de que todo acá necesita de este permiso. Este sin duda es un terreno sacralizado por doquier.
A partir de Santiago pasando por Jujuy, mientras la luz nos permitió ver, aproximadamente cada diez kilómetros nos encontramos con un templo-santuario consagrado al Gauchito Gil. Los que chocan con el paisaje debido a que se encuentran rodeados de banderas y trapos rojos. (Color que simboliza la barbarie según el siempre comprensivo Sarmiento).
Nuestra cabeza ya está sintiendo el apunamiento.
No duermo, imagino por la exitación que me produce este viaje. Es una lástima que la noche no sea más clara...
En Humahuaca subieron unos nativos, una pareja con un niño,hablando en lo que supongo era Quechua o Aymará. No se por qué esto me asombra tanto, ya viajando de Villalonga para Bahía Blanca o viceversa me ha sucedido lo mismo.
Lunes 6 de Enero del 2008

No hay comentarios: