Estamos en
Imagino que dormiremos todo el viaje, ya que estuvimos desde las tres hasta las seis y media bañándonos en una laguna… Bah! En realidad es mucho más que una laguna, es la boca de un volcán inactivo, en la que se formo una pequeña laguna redonda de unos cincuenta metros de radio. Laguna que no tiene fondo. Nos sosteníamos para descansar de los yuyos de la orilla. Tengan en cuenta que estamos a cuatro mil metros de altura…
El agua es espectacular, la temperatura que tiene es de unos 4º grados; lo que si te mata la salida… La lagunita se llama “El ojo del inca”. Acá se venia a bañar no recuerdo que emperador Inca. Las aguas son aguas termales, no son saladas como las de las termas de Villalonga.
Ahora estamos super relajados. Quizás asta sea la forma en que debiéramos permanecer, estar…
Por alejarme me perdí gran parte de una ceremonia de inauguración o de bautismo de un nuevo colectivo. Frente nuestro, de donde me fui, había un cole con flores en los espejos y además explotaban petardos todo el tiempo alado de él, que despertaron nuestros insultos. Me cuentan los chicos que mientras yo falte una Chola y un Cholo comenzaron a batir unas cervezas y abriéndolas empezaron a arrojarla sobre el parabrisa, las cubiertas, en el interior del coche. Lo bautizaron, lo sacralizaron. El colectivo para comenzar a viajar tuvo que ser sacralizado con una ceremonia. ¡Como un monstruo pagano como este no iba a merecer tal ceremonia!
Esto me recuerda a lo que comentaba Rodolfo Kusch en “Indios, poteños y dioses” de algo similar que la había sucedido, también en Bolivia, con un tren. Me pareció, al leerlo, exagerado el relato de Kusch, ahora veo que estaba en lo cierto. ¿Cuan lejos estamos en nuestra Pampa del Altiplano?
Ya que estoy, recomiendo leer el libro mencionado del pensador argentino.
Recién me puse a hablar con un pibe de unos 6 o 7 años que laburaba vendiendo golosinas, que estaba sentado sobre el suelo descansando de un día arduo. Le pregunte si quería dibujar, me dijo que lo hacia “fiero” pero que sabia escribir, que escribiría su nombre: “Raul”… En menos de dos segundos me vi rodeado de unos diez pibes que laburaban en el lugar, y todos querían escribir y todos querían dibujar. Pensa que en más de una oportunidad en que me vinieron a vender algo yo los eche como si fueran adultos, porque me molestaban… y los pibes solo quieren dibujar.
Me siguieron hasta arriba del colectivo charlando conmigo. Dos quedaron para cantar y ganarse una moneda más. Los convencimos de que canten “Potosino soy” y le hicimos el aguante cuando lo hicieron.
Le preguntamos de quien era el tema y nos dijeron que era un tema de la cancha del Real Potosí…
13-01-08
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