domingo, 24 de febrero de 2008

domingo orureño

Ya somos domingo. Nuestra voluntad ya esta más en Argentina que acá. Se extrañan muchas cosas. El baño por ejemplo, y sobre todo el no tener pulgas.
Anoche fue increíble la pasamos de mil puta excepto Juan que se fue a dormir temprano nuevamente. El carnaval es maravilloso. Las ropas son interesantisimas, dicen demasiado, más de lo que puedo llegar a comprender. La música, vientos y tambores. Tiene un ritmo muy monótono que taladra la cabeza, y que acaba por conquistarte la paciencia. La gente baila super borracha. Los bolivianos se ponen muy pesados intentando ganarse tu confianza para después robarte, muy cobardes... Lo bueno es que mientras lo intentan te van convidando mucho alcohol, aunque no es tan bueno, ya que toman cosas espantosas.
Las distintas diabladas son muy raras. Bailan durante muchisimos kilómetros, se los ve re agotados, pero cuando llegan a la iglesia del Socabon se ponen las e pilas. El baile a pesar de las coreografías es hermosamente desprolijo... espantosamente atractivos. La gente se mezcla con las diabladas para darles para tomar, cada tanto se mete un borrachin que aumenta el desorden. Todos gritan y bailan.
A pesar de que la iglesia interviene en esta ceremonia, en los distintos gestos de esta gente se conserva, a nivel inconsciente quizás, las tradiciones precolombinas. Cuando los bailes toman características coloniales es a modo de burla a los españoles. A pesar de siglos y siglos de cobarde y perversa dominación cultural por parte de la iglesia las culturas amerindias resisten. Por desgracia la iglesia cuna de mil perversiones y madre del dolor amerindio no se da por vencida en su ambición de dominio.
Después que pasaron todas las diabladas las bandas comenzaron a tocar en las escalinatas del anfiteatro que hay frente a la iglesia del Socabon. Primero eran solo unos diez vientos y terminaron como doscientos. El ritmo absolutamente monótono nos puso de la cabeza a todos, y no parábamos de bailar. Lo perdí a Lucas, pero quede bailando solo haciéndome masa.
Aprecia una peli de Kusturica, aunque mejor, mas al palo... Para colmo pegue un ritmo muy parecido al del personaje de “Gato negro, gato blanco”.
Se hizo el alba y todos bailábamos a más no poder. Quede ahí hasta cerca de las ocho y media y me vine para el hostal. La joda, por lo que me dijeron, seguía hasta las diez u once, pero no me daba más la garganta, no podía ni hablar.

Ahora estamos en la terraza. Queríamos irnos rápido para Uyuni pero conseguimos recién para las ocho de la tarde, tenemos nueve horas de viaje hasta allá, nos ahorramos una noche de hostal. Andamos con el mango re justo.

Para hacer tiempo decidimos ir hasta un ciber. Nos paso algo que deja más que claro que entre nosotros y Oruro hay algún problema. Mientras íbamos, a solo tres cuadras donde estaba el ciber, vimos a una pareja discutir al igual que mil personas en esta borracha ciudad. Apenas miramos como la mujer golpeaba a su novio, y seguimos camino, cuando la mina así como así empezó a insultarnos a nosotros y el chabon también se prendió. “Eh, que miran. Quieren que les pegue a ustedes también.” No le dimos bola y seguimos caminando... Ellos siguieron detrás nuestro con los insultos... No queríamos responder porque iba a ser para cagada. Acá somos más que locales. La piba insistía y se nos vino al humo. Tratamos de hacerlos entrar en razón pero nada. “Bolitas, nos dicen ustedes, pero acá mandamos nosotros” y primero el chabon y después la mina sacaron cuchillos. Él un tramontina de cocina, pero ella sacó una navaja. Fue un bajon. No queríamos pelear solo porque tenían cuchillos, sino porque de seguro toda la gente, que no era poca, se pondría del lado de ellos. Gambeteando la pelea, y alguna que otra puntada que tenia solo el fin de amedrentarnos, nos metimos en el ciber. El dueño me conocía, había estado antes. Le contamos la situación mientras la mina no dejaba de gritarnos desde fuera, que ya venia su gente y que íbamos a aprender... Unos quince minutos pasaron así. No sabia que carajo podía pasar. Le pedimos a la gente del lugar que llame a la policía. “Hola, policía. Mire acá en la calle... en la esquina, en el ciber, hay dos turistas a los que los están esperando con cuchillos”... “Pero como... no puede decirme que se cuiden. Y ¿sí les pasa algo?. Mándenme un móvil, por favor.” Después de cortar, dijo indignado: “acá la policía es una mierda”. Pero por suerte toda la gente no lo es, un cliente que estaba justo ahí nos dio una mano inmensa. Primero llamo a la policía de nuevo, tampoco le dieron bola, entonces llamo a un amigo que era seguridad en una empresa. Y, aunque ya se había ido esta gente, nos acompañaron hasta el hostal por las dudas.
El carnaval es genial lastima estas cosas.
Lo que puedo decir es que en estos dos días no pudimos estar en ningún momento tranquilo, y por lo visto no faltaban razones para estar paranoicos.

Hace un ratito, mientras estabamos afuera de la terminal me hicieron una entrevista. Me preguntaron que me había parecido Oruro y su carnaval. Estuve bastante blando igual hable algo de la inseguridad. Como un pelotudo olvide hablar bien de Evo... Perdon presidente pasa que estos días ando medio distraído.

Cuando digo que estamos lechados en esta ciudad no lo digo por capricho nomás. La pareja que nos bardeo con cuchillos hace un rato esta acá. Hicimos lo posible para esquivarlos creo que ellos hicieron lo mismo con nosotros. Le dijimos a un policía, nos dijo que iba a estar atento pero que sé yo... Si llegan a aparecer no los vamos a dejar ni pensar. No soy tan machista como para dejarme matar por una mina con un cuchillo. Por suerte la Pacha esta de nuestro lado... No creo que merezcamos esto.
Estamos sentados a un extremo del anden tratando de estar lo más atento posible. No sé si servirá, pero dejamos los cuchillos a mano...

Bueno ya estamos arriba del cole, aun no salimos así que no estamos completamente fuera de peligro. Tan lechados estamos en esta ciudad que si nos caemos de culo en el piso seguro hay mil pijas paradas.
Es una lastima irme tan mal habiendo gente que me trato tan bien acá.
Adios Oruro. Atrás quedaron las luces de esta ciudad en donde la pase tan mal. Confieso que ya extraño su música. De Oruro solo nos quedan tres o cuatro fotos en un barsucho y en la terraza con el amigo Lucas. Por temor a que nos roben no fuimos con la cámara al carnaval. Espero haber sido claro en lo escrito...

En Uyuni todo será genial, lo sé.
Domingo 3-02-08

No hay comentarios: