martes, 5 de febrero de 2008

en coroico

Hay somos jueves 24. Ya tenemos todo armado para salir del Carretero. Con Juan nos vamos para Coroico, y de ahí seguramente para Tocaña, una comunidad afro-boliviana. El Mati se va para Buenos Aires.
Voy mejorando del resfrió. El Mati ya esta bien; pero ahorita se va para argentina.
Sale a las 5hs y tiene 48 horas hasta baires. Le estamos dando cosas para que nos lleve y no andar cargandolas el resto del viaje.

En un rato bajaremos hasta 1700m, será casi como volver a nacer. El lugar ya es zona de yungas, selvatico. Hay un problema: en el lugar hay fiebre amarilla y no nos vacunamos contra ella.

Estamos ya en Coroico. El viaje fue más que raro. A la media hora de salir de La Paz, subiendo, nos encontrábamos entre montañas nevadas. En veinte minutos más ya estábamos entre la nieve, y las nubes comenzaron a rodearnos.
El chofer de la combi que nos llevo, que no cerro el vidrio todo el puto viaje, cuando el camino comenzó a ponerse complicado, muy peligroso, empezó a tirarle alcohol sobre la rita casi congelada por la ventanilla. “Challaba”, pedía permiso. Lo hacia, imagino, al igual que los mineros lo hacen con el Tio.
De repente nos encontramos dentro de las nubes, una niebla espesa que no dejaba ver a más d e dos metros, siempre andando sobre las peligrosas laderas de las montañas de más de 5000m. este trayecto se hace en zona de derrumbe, cuando llueve mucho ocurren todo el tiempo. En más de un lugar a la ruta se la había llevado el agua.
De alguna forma había que sacralizar el viaje, no estaba tan loco el chofer.
Por lo que escuchamos hay alerta meteorológico en todo el país. La Niña esta azotando la Madre Bolivia.
Siempre nos acompaño la lluvia.
Llegamos a estar a 5000m de altura y desde ahí comenzamos a bajar hasta Coroico. El clima y el paisaje que nos fueron rodeando cambiaron drásticamente.
Continua lloviendo, pero ya no hace frió. Estamos en las Yungas bolivianas. Donde el clima es tropical.
Desde la ruta tuvimos que subir unos quinientos metros hasta Coroico. Casi no pudimos pasar a causa de que había que cruzar un rió que venia con un caudal muy alto. La ciudad parece estar haciendo equilibrio en la cima de un cerro. Es muy linda.
Estamos debajo de un toldo esperando que la Niña se calme, para ir a algún hostal.

Ya estamos en un hostal. La lluvia nunca paro. Ya es el tercer bar que recorremos en busca de beber algo (que otra cosa se puede hacer en un día así), pero no conseguimos nada, a pesar de que esa todo abierto, a al gente acá no le importa una mierda vender.
No hay Internet para colmo.
Unos mochileros nos dijeron que hace tres Díaz que están acá, i que siempre llovió. Se quieren matar

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