domingo, 24 de febrero de 2008

en el Salar de Uyuni

Ya estamos siendo nada en la inmensidad del salar.
Antes nos llevaron a ver algo así como un cementerio de trenes. Me pareció una boludes, venir hasta acá para ver eso. Argentina es un cementerio de trenes. Somos siete en la camioneta 4 por 4 que nos lleva, éramos siete. Subió una japonesa que se bajo ofendida porque ninguno de nosotros sabia ingles para hacerle de guía turísticos. Una idiota, para colmo nos hablo con una soberbia como si seria nuestra obligación de ser sus guías. Todos sabíamos algo de ingles como para explicarle, pero nos jodio muchisimo su actitud y se lo hicimos saber con varios chistes en el que todos nos reímos...
Atrás va una pareja que no conocemos, además hablan poco, y también están Rocío y Ana unas chicas que conocí cuando estaba solo en el Carretero, piolas. Ayer las encontré en el colectivo. Me metieron mucha presión para aparecer en el diario...
Como estuvo lloviendo el salar esta inundado. Ahora, es una laguna, con el piso de sal, de unos 12.000 km cuadrados. Es un espejo gigante, en la que si uno mira el horizonte se confunde el salar con el cielo. Los cerros a lo lejos parecen estar flotando en el cielo.
Según nos cuenta el chofer tiene una capa de sal de unos noventa centímetros. La sal fue lo que quedo de una laguna salada que se llamaba “Minchin” que existió acá hace unos mil años. No se sabe que significa el nombre. La laguna se evaporo a causa del calor, la altura ayudo a este proceso.
Cuenta que en el volcán Tunupa, en una gruta, hay momificadas familias enteras incas, que vinieron hacia acá escapando de los españoles, pero no pudieron sobrevivir debido a que desconocían el lugar y que se podía cultivar en esta región.
Acá si uno se queda mucho rato en el salar y hay mucho sol queda petrificado.
Seria muy bueno ir. El volcán tiene 5700m, debe ser increíble. Será en otro viaje, ahora no hay ni tiempo ni plata.

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