martes, 12 de febrero de 2008

la vuelta

La vuelta fue corta. Mientras caminaba hacia no se donde y me llamo un grito y no pude más que ir. Estaba Julio, quien antes había ido a refugiarse al alero del Pulga, tocando la guitarra y tomando cerveza con dos parejas del lugar. Tomaban cerveza y coqueaban a más no poder. Absolutamente borrachos cantaban cuando se acordaban, y dejaban de hacerlo a la menor distracción.
Hablamos durante un rato de cosas inconexas, aunque no por eso dejaron de ser importantes. Una de las mujeres cantaba bien, me recordaba a la Chavela. Esta, en la borrachera se puso a pelear a su marido, para después acabar rompiendo en llanto lamentando no tener ni ser nada. Los otros la animaban, diciéndole que tenia lindos hijos y una linda casa, el marido la desdeñaba rezongando mirando a la misma tierra a la que escupia una y otra vez.
No dejaban de pasar las birras… A la hora de pagar se armo otra discusión de cuantas había pedido cada uno en la casa-tienda-bar en la que estaban bebiendo.
La discusión continuaba, y Julio, tocaba y cantaba a mi y a otro argentino, canciones de los Visconti.
Me fui por una cuestión de respeto. Hace un rato pase de nuevo, mientras iba a comprar lapicera, y aun seguían de joda.

Ahora me vine hasta un mirador que se encuentra debajo de Tocaña. Se ve Coroico, y abajo se ve el rió, que va a todo ruido, y la carretera absolutamente silenciosa; prueba de la supremacía del paisaje sobre el hombre que se da en este lugar.

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